martes, 16 de septiembre de 2008

Nenikékamen







Νενικήκαμεν,
(Nenikékamen, 'Hemos vencido') y al instante murió de cansancio.

"Entonces, cuando Persia fue polvo, todos gritaron: "¡A la Acrópolis! ¡Corre, Filípides, una carrera más! ¡Tendrás tu recompensa! Atenas se ha salvado gracias a Pan. ¡Ve y grítalo!" Arrojó él su escudo, corrió otra vez como una saeta; y toda la extensión entre el campo de hinojo y Atenas de nuevo fue rastrojos, un campo que recorría una saeta, hasta que él anunció: "¡Regocijaos, hemos vencido!" Como vino que se filtra en arcilla, la felicidad que fluía por su sangre le hizo estallar el corazón: ¡el éxtasis!"

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