Las últimas entradas son cuantitativas porque una preparación de maratón es contar, no en el sentido de narrar y chuliquearse como en mi caso, es en el otro sentido en el de una, dos y tres.
Pues eso que llevo semanas poniendo "mucho", "poco", "menos", "más" y ahora toca "nada", "cero". No cunda el pánico, si me pasa esto la primera vez entro en shock, quedan 40 días y ya hay mucho trabajo hecho y bastante por hacer.
¿Qué ha pasado? Como os conté la semana pasada en la Media Maratón de Pamplona opté por la opción "testosterónica" en vez de la prudente, desoyendo la planificación de mi cascarrabias entrenador me fui a por la marca en vez de aprovechar para hacer un entrenamiento con sentido. El caso es que desde ese día arrastro una molestia en la parte trasera del muslo derecho. Después de probar un pequeño trote decidí parar y visitar el fisio: sobrecarga en el isquiotibial, nada grave. La semana me la he tomado con calma y he preferido no hacer nada. Ayer salí a correr y no sentí casi molestia. Los días de descanso se notan y noté que rodaba muy cómodo, hoy he repetido y me he atrevido con alguna cuesta con igual resultado. El jueves volveremos a las series y el domingo me ha preparado el señor Daniels por desobediente un exprimelimón en toda regla.
Miro el plan y veo que quedan días duros, pero no tantos, cada vez tengo más ganas. Correr es un premio, correr maratones es un premio de los grandes, correr una maratón en tu casa es el premio gordo.
Se han agotado los dorsales de la maratón, seremos 500, lo acordado, una cohors quinquagenaria pediatica.