El despertador ha sonado a las 8 de la mañana ¡un domingo! ¡qué colgados estamos! Koldo me ha mandado un sms para confirmarme que se venía conmigo. He cerrado todas las puertas, no he subido persianas y no he despertado a mis chicas. Me he comido un plátano, he bebido un trago de yogurt y a la calle. Había niebla, he estirado mientras aparecía Koldo y hemos empezado.

"Semana -2" significa que quedan solo dos para la carrera, a estas alturas el volumen de kilómetros semanales va bajando y los entrenamientos son más cortos y menos intensos, hoy "solo" nos tocaban 15 kilómetros. Nos hemos reído mucho de que 15 sea considerado un entrenamiento fácil, nunca habíamos entrenado tanto y también para una carrera, estamos sorprendidos de nuestra regularidad y dedicación.

Hemos ido por el antiguo camino del Plazaola hasta Aizoiain, allí hemos comenzado a subir hasta Berriozar viejo. Los rayos de sol se intentaban abrir paso en la niebla, había una luz preciosa, Pamplona cada vez más pequeña quedaba hasta nuestra derecha. Hemos adelantado a otro colgado que como nosotros no tenía otra cosa mejor que hacer un domingo y casi sin darnos cuenta nos hemos plantado en Artica, hemos sufrido subiendo hasta empalmar con el camino del Via Crucix y hemos seguido recorriendo la falda del monte.

La mañana estaba preciosa, hemos ido todo el rato hablando: de la carrera, de zapatillas, de la familia, de si lloverá el día de la carrera, de cómo estará, el suelo, de qué nos pondremos, de recorridos, de todas esas cosas que aburren a cualquiera que no le guste correr. Hemos dejado el monte y hemos atravesado la Txantrea para conectar con el Parque Fluvial. A la altura del Club Natación nos hemos separado, el sol ya brillaba a tope y se anunciaba un domingo radiante.

He llegado al barrio, he comprado la prensa, el pan y bollos para mis chicas, las persianas estaban bajadas, nadie ha despertado a nadie.

Un disfrute, un domingo por delante.