Juan Diego Florez

miércoles, noviembre 26, 2008

El otro día fui a ver a Juan Diego Florez con mí padre. Gracias a María había conseguido un par de entradas el día que salieron a la venta.

No soy un gran aficionado a la opera y menos un entendido pero me gusta. No me entero de nada cuando oigo hablar de color, timbre, tesitura, colocación de la voz, emisión, expresión lírica. Apenas distingo un barítono de un tenor y soy incapaz de aguantar una opera entera si no es en vivo, alguna ni en vivo. Me defiendo con Verdi, Rossini, Donizetti, Massenet, Catalani. Me pueden esas operas tostón de Wagner.Me gustán los coros, las oberturas, las arias famosas, que por algo se habrán hecho famosas, me aburro como unas ostra con los recitativos. No soy capaz de distinguir lo bueno de lo malo, lo bien hecho del error, pero sé cuando me emociona y el otro día me emocioné.

Tengo un tío que es una especie de "hooligan" de la opera, tiene su localidad en el séptimo piso del Liceo de Barcelona, se cuela en camerinos para que le firmen programas, ha seguido cantantes por todo el mundo y es de los que va a su incomoda localidad a pelarse las manos aplaundiendo cuando algo le entusiasma o a chillar y a silbar cuando ve o escucha algo para él inaceptable. Lloró mucho cuando se quemó su teatro y siguió día a día la reconstrucción.

Con él vi mi primera opera, La Cerentola de Rossini, casi me pasa como a Julia Roberts en Pretty Woman. Me encantó, el asiento era pequeño e incomodo, no se veía casi nada pero todo aquello era mágico: el teatro, los cuadros, la gente, el olor... Por supuesto saludé a la protagonista en su camerino, después fui a cenar a un lugar que creo que ya no existe donde se comían pollos asados y flan con nata. Después he visto otras operas pero los montajes no eran tan espectaculares y ya no hubo flan ni pollo.

Recuerdo también haber grabado de la televisión un recital de Pavarotti que oí hasta que se me rompió la cinta, compre el Tutto Pavarotti, el Concierto de la Termas de Caracalla y todos esos discos de los que abominan los puristas. Escuche muchas veces: "Nessum dorma", "Che gelida manina", "La donna è mobile", "Pourquoi me reveiller", "Vesti la giubba" y sobre todo "Una furtiva lagrima", mi preferida y la de mi padre. Por eso el otro día cuando Juan Diego nos la regaló en los bises, a los dos como dice el tango, se nos piantó un lagrimón. Yo no sé si la ejecución fue perfecta o no, si atacó bien las notas o los registros o lo que sea, pero para mi se paró el tiempo.

El concierto estuvo muy bien, la orquesta sonaba de maravilla y el repertorio me gustó, introdujo algo de zarzuela, reconozco que hubo piezas que no había oído en mí vida pero todo sonó muy bien. Prueba de que no era el unico ignorante lírico del auditorio es que cantado el aria de La Cerentola de Rossini se equivocó y nadie nos dimos cuenta hasta que el propio Juan Diego pidió repetir el fragmento. Nos tuvo dos horas y media con la boca abierta, es un tío risueño y cercano, la gente salió entusiasmada. Por ahí podéis encontrar crónicas de críticos que relatan de otra manera lo que pasó el otro día en el auditorio Baluarte de Pamplona, lo mío es otra cosa...
Yo estaba allí cuando Juan Diego Florez cantó :

Una furtiva lagrima
negli occhi suoi spuntò,
quelle festose giovani
invidiar sembrò.
Che più cercando io vo?
Che più cercando io vo?

M'ama, sì, m'ama, lo vedo, lo vedo!

Un solo istante i palpiti
del suo bel cor sentir!
I miei sospir confondere
per poco ai suoi sospir!
I palpiti, i palpiti sentir,
confondere i miei coi suoi sospir!






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