Esta semana he salido a correr dos días con Carlos, no corríamos solos desde un domingo a finales de abril. Aquel día salimos a preparar la Media Maratón de Pamplona, hablamos de fútbol, de lo malos que somos y de nuestros hijos. Recuerdo que hablamos de nuestra hijas pequeñas, las dos tienen ahora cuatro años, de que la suya estaba muy rarita con un catarro que no se le curaba.
Al día siguiente, en un análisis le diagnosticaron leucemia, lo que vino después es muy difícil de escribir.Yo corrí la media maratón, Carlos y su mujer empezaron otra carrera de fondo, una prueba de las jodidas de verdad y lo hicieron con un par. Al principio las cosas iban relativamente bien, todo lo bien que puede ir una circunstancia de estas, luego la cosa se complicó mucho con una infección y tocó operarle. Después muchas semanas de UCI, timidamente la cosa empezó a mejorar. Pero solo ellos saben lo que han pasado.
Ayer me contó que su hija había ido al festival del colegio que se había subido al escenario y bailado con sus compañeros, hoy iba dos horas y en enero se reincorporará a las clases, el tratamiento sigue pero es menos agresivo.
El mejor síntoma es que ayer corrimos juntos y que solo hablamos de fútbol y de lo malos que somos.