La feria del libro viejo.
jueves, octubre 01, 2009Ayer en una pequeña ventana horaria de mi miércoles pude pasear por la feria del libro viejo y de ocasión de Pamplona. Se hace siempre en estas fechas, yo la asocio desde niño al otoño, al comienzo del colegio, a la lluvia, a castañas pilongas en el suelo, al olor en las casas a pimientos asados, a la preparación del patxaran y a días que se acortan.
A la salida del colegio pasaba todas las tardes por el Paseo Sarasate y metía la cabeza entre los culos de la gente para curiosear los libros y los cómics, llegaba muy tarde a casa y alguna vez tras rascarme el bolsillo o el de mi madre, compraba alguna novela. De mayor esperaba que llegasen cada año los libreros para buscar un libro determinado o para dejarme sorprender con alguna rareza que compraba y rara vez leía. Era un mundo sin Internet donde el conocimiento solo se recogía en las bibliotecas y las librerías, era la oportunidad única para conseguir "saber", hoy vivimos una época de cultura low cost donde puedes saber quién es el Conde de las Cases desde el móvil, yo visité la feria durante años para intentar conseguir su libro "Memorial de Napoleón en Santa Elena", nunca lo compré, o no lo tenían o era un ejemplar carísimo. Hoy me da igual, no tendría tiempo de leerlo y no me cabría en la estantería, tampoco sé por qué me dio por esa obra. Ya no tengo ese afán por coleccionar, o mejor dicho por poseer.
Me sigue gustando perderme por las librerías de viejo y el olor a libro. Los libros son objetos vivos y tienen su historia, fueron de alguien, se compraron en un momento, se regalaron, se disfrutaron o aburrieron, enseñaron algo o criaron polvo en una estantería, en algún momento alguien decidió deshacerse de ellos, quizá su propietario murió o necesitaba dinero o se aburrió de ellos. Ayer tuve uno en la mano titulado"Comienza a correr", no podía ser de otra manera, tenía dentro el ticket de compra de la tienda original ¡en pesetas ! y estaba nuevecito sin estrenar, tal vez su antiguo propietario se propuso ponerse en forma, nunca se empezó y por despecho vendió el libro. Vi otro sobre el Camino de Santiago con una dedicatoria "A Fulanita de Benganito para que recuerdes siempre los momentos mágicos que hemos vivido bajo las estrellas. Día de San Juan Bautista del año 2000" ¿Por qué lo vendió Fulanita, para ella no fueron especiales los momentos? ¿murió? ¿lo sabrá Benganito?. Volví para casa con un libro en cada bolsillo, uno para regalar y otro para mi: "El arte de la guerra" de Sun Tzu, tenía ganas de echarle la mano, solo cuatro euros. Se escribió en el siglo IV AC y va de estrategia, a ver si la aplico a mi vida de trabajador, padre, esposo y aspirante a maratoniano. Quién sabe, quizá algún día vuelva el libro a un puesto de librero de viejo y continue su propia historia.
A la salida del colegio pasaba todas las tardes por el Paseo Sarasate y metía la cabeza entre los culos de la gente para curiosear los libros y los cómics, llegaba muy tarde a casa y alguna vez tras rascarme el bolsillo o el de mi madre, compraba alguna novela. De mayor esperaba que llegasen cada año los libreros para buscar un libro determinado o para dejarme sorprender con alguna rareza que compraba y rara vez leía. Era un mundo sin Internet donde el conocimiento solo se recogía en las bibliotecas y las librerías, era la oportunidad única para conseguir "saber", hoy vivimos una época de cultura low cost donde puedes saber quién es el Conde de las Cases desde el móvil, yo visité la feria durante años para intentar conseguir su libro "Memorial de Napoleón en Santa Elena", nunca lo compré, o no lo tenían o era un ejemplar carísimo. Hoy me da igual, no tendría tiempo de leerlo y no me cabría en la estantería, tampoco sé por qué me dio por esa obra. Ya no tengo ese afán por coleccionar, o mejor dicho por poseer.
Me sigue gustando perderme por las librerías de viejo y el olor a libro. Los libros son objetos vivos y tienen su historia, fueron de alguien, se compraron en un momento, se regalaron, se disfrutaron o aburrieron, enseñaron algo o criaron polvo en una estantería, en algún momento alguien decidió deshacerse de ellos, quizá su propietario murió o necesitaba dinero o se aburrió de ellos. Ayer tuve uno en la mano titulado"Comienza a correr", no podía ser de otra manera, tenía dentro el ticket de compra de la tienda original ¡en pesetas ! y estaba nuevecito sin estrenar, tal vez su antiguo propietario se propuso ponerse en forma, nunca se empezó y por despecho vendió el libro. Vi otro sobre el Camino de Santiago con una dedicatoria "A Fulanita de Benganito para que recuerdes siempre los momentos mágicos que hemos vivido bajo las estrellas. Día de San Juan Bautista del año 2000" ¿Por qué lo vendió Fulanita, para ella no fueron especiales los momentos? ¿murió? ¿lo sabrá Benganito?. Volví para casa con un libro en cada bolsillo, uno para regalar y otro para mi: "El arte de la guerra" de Sun Tzu, tenía ganas de echarle la mano, solo cuatro euros. Se escribió en el siglo IV AC y va de estrategia, a ver si la aplico a mi vida de trabajador, padre, esposo y aspirante a maratoniano. Quién sabe, quizá algún día vuelva el libro a un puesto de librero de viejo y continue su propia historia.
5 comentarios
Evocadora entrada que me ha llevado a un tiempo pasado cuando en el casco viejo de Barcelona tenía una librería en la que vendíamos libros que pocas librerías se atrevían a vender en aquella época, desde novelas editadas en Nicaragua y El Salvador y La Habana hasta las obras completas de Lenin y Marx y Engels y libros técnicos escritos en ruso; gracias por llevarme, a través de tu entrada a un pasado mucho más vivo que el actual presente; un abrazo y hasta siempre.
ResponderEliminarPor cierto, el Arte de la guerra te encatará, siempre es actual.
ResponderEliminarHola Alex,
ResponderEliminarmenuda selección! El arte de la guerra. Creo que se puso de moda en tema de RRHH para empresas,jejeje La verdad es que...En fin, lo flipo. Mejor El arte de la paz!
Bueno, pues sí la verdad es que la feria del libro viejo tiene todo lo que dices: autenticidad.
Respecto a libros de correr NO creo que te enseñe ninguno lo que ya sabes
Saludos
Nostálgica entrada, ahora que parece que los libros están en peligro de extinción.. yo de hecho ya me he pasado a los audiolibros, no consigo sacar tiempo para leer así que oigo los libros mientras corro :-(
ResponderEliminarA ver si vuelvo por Pamplona por estas fechas otoñales.
Que bueno, otro corredor que le encanta rebuscar en las librerías de viejo. Saludos desde el pasado!
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