Muchacha de azul leyendo una carta de Johannes Vermeer

Apenas tiene 40 centímetros, cuelga de una de las paredes del Rijksmuseum de Amsterdam y es uno de los poco más de 30 cuadros conocidos del amigo Vermeer, puede que mi favorito, más incluso que el retrato en el que pintó 500 años antes a Scarlett Johansson. 

No voy a escribir de las virtudes pictóricas del cuadro que son muchas, a mi me gusta por dos cosas: por el azul y por el silencio. Sí, el silencio se puede pintar, eso es así, si no lo entiendes no sigas leyendo. La cartas traen en sus sobres palabras y silencio. Me gustan las cartas, las cartas fueron muy importantes en mi vida y en la de mis padres. Todavía hay noticias y avisos que llegan por carta, con sus palabras con su silencio como en el cuadro de Vermeer.

El jueves pasado recibí una carta que decía "el día 29 de noviembre deberá acudir al Hospital de Navarra...al día siguiente se le realizará un Estudio Electrofisológico y Alblación su procede"
Palabras, silencio y una decisión postergada. Intenté darle una patada hacia adelante a la encrucijada pero no coló, "te operas o sales de la lista". Cuesta mucho ir a un quirófano para una operación que no siempre resuelve el problema y no exenta de riesgos cuando uno está bien. Llevo poco más de tres meses fenomenal, puede que me vuelva a dar esta noche o la semana que viene o en unos meses. Puede que me den varios episodios "en racimo" como este año o que en algún momento pase a ser permanente. Lo tengo muy claro y vivo con ello, pero la última época está siendo buena y puede que incluso haya dado con la manera de mantener el equilibrio, o puede que solo sea suerte y casualidad. Da igual, la respuesta fue no, no me opero de momento.Si más adelante tengo que empezar de nuevo el proceso lo haré.

El sábado después de más de 15 meses volví a correr una carrera larga, desde San Fermín Marathon 2015 no había conseguido correr una media o un maratón. Lo intenté en mayo en la Media Maratón de Pamplona pero la víspera sufrí mi penúltimo episodio hasta ahora.

La elegida fue la primera edición de la Zubiri21KPamplona, en realidad fue la carrera la que me eligió a mi porque me tocó el dorsal en un sorteo de tuiter. Mi entrenamiento ha consistido en tres entrenamientos a ritmos cómodos a la semana y dos o tres días de Entrenamiento  Funcional semanales. No he hecho ni una serie ni cambio de ritmo pero me he hartado de sentadillas, planchas y saltos a un cajón.

La rodilla llegó regular a la salida pero estar allí ya era mucho. Volver  a vivir y a convivir ese ambiente es impagable. Disfruté mucho de la carrera, es de esa carreras que corres "hacia adentro" solo casi todo el tiempo, concentrado, atento y disfrutón. La ausencia de público, el día gris y la lluvia ayudaban a ello. Me sorprendí de lo bien que llevé la carrera, hice la segunda parte bastante más rápida que la primera y me salió un 1:50 muy apañado.

Es una carrera por asfalto, solitaria, donde se puede correr y que termina a 5 minutos de mi casa con un cuestón impresionante. Debe mejorar el tema de la salida, los buses llegan demasiado pronto y hay mucho tiempo de espera,  la consigna y el avituallamiento de meta bastante caóticos. Seguro que se repite y mejora

Vuelvo al espíritu "finisher" y sigo corriendo. Hay sueños pero no pretensiones, ya veremos qué carreras me encuentro por el camino. Día a día.