Hoy ha habido capítulo de la secta. Los martes y jueves cuando anochece, cuando los niños duermen, cuando la gente vuelve al calor de sus hogares, los adeptos visten sus hábitos de licra, huyen a hurtadillas de sus casas y sigilosamente se juntan bajo los árboles del bosque sagrado.Su número no es fijo pero algunos siempre están.

Dan saltos, recogen las piernas, las estiran y comienzan su macabro rito. Aleccionados por el Gran Maestre, corren y corren, hacia arriba y hacia abajo, repiten endiablados mantras. Los hay furibundos conversos otros van obligados por el férreo deber moral de estar en forma. Los martes hablan del partido del domingo pasado y los jueves del siguiente. Dan un repaso a sus días y entre jadeos, resoplidos y toses continúan hasta la extenuación, cosa que muy a su pesar ocurre muy pronto.

Para terminar entonan solemnes salmodias " a seis el kilómetro, el ultimo largo hemos hecho a cinco quince ¡a ritmo!" Se palmean y escupen, vuelven a recoger y estirar sus piernas. Para finalizar la liturgia abandonan el bosque en procesión y se van despidiendo quedando para el próximo rito.