To France
domingo, agosto 09, 2009
Hay veces que corres mirando dentro de ti, pendiente de las pulsaciones, de la respiración, de la velocidad, del paso, de los músculos, de las sensaciones,de tu cuerpo... Otras veces corres pendiente del aire, del olor, del paisaje, de la luz, de tu espíritu ...
He estado pasando el fin de semana en Hendaya, justo al otro lado de la frontera, en la primera, o última según se vea, playa de Francia. Allí he tenido la oportunidad de correr en Las tierras de Abbadia. Un lugar mágico, único y especial, ideal para correr o pasear.
Salí a correr el sábado a las ocho de la mañana, en una mañana nubosa y templada. Despacio, disfrutando de cada bocanada de aire, de cada sonido, de cada paso. No estaba entrenando, estaba intentando comerme el paisaje.
Un mar ruidoso color plomo, un aire húmedo y fragante, bosques sombríos acantilados interminables, animales salvajes y domésticos, bunkers de antiguas guerras, una abadía que no lo es, barro, arena, rocas y agua.
Es sobrecogedor correr por un espeso bosque y oír el rugir del mar sin verlo todavía. Me paré a ver romper las olas todas las veces que me dio la gana. No había prisa, había que detenerse en cada momento, en cada espacio, en cada ola, en cada ráfaga de aire, en cada sobra,en cada paso.
Llevé la "crackberri" esta vez no para oír música, habría sido un sacrilegio, sino para hacer fotos. Las imágenes no valen mucho, pero sirven para ilustrar un poco mi primer entrenamiento en el extranjero. Las pongo acontinuación.
He estado pasando el fin de semana en Hendaya, justo al otro lado de la frontera, en la primera, o última según se vea, playa de Francia. Allí he tenido la oportunidad de correr en Las tierras de Abbadia. Un lugar mágico, único y especial, ideal para correr o pasear.
Salí a correr el sábado a las ocho de la mañana, en una mañana nubosa y templada. Despacio, disfrutando de cada bocanada de aire, de cada sonido, de cada paso. No estaba entrenando, estaba intentando comerme el paisaje.
Un mar ruidoso color plomo, un aire húmedo y fragante, bosques sombríos acantilados interminables, animales salvajes y domésticos, bunkers de antiguas guerras, una abadía que no lo es, barro, arena, rocas y agua.
Es sobrecogedor correr por un espeso bosque y oír el rugir del mar sin verlo todavía. Me paré a ver romper las olas todas las veces que me dio la gana. No había prisa, había que detenerse en cada momento, en cada espacio, en cada ola, en cada ráfaga de aire, en cada sobra,en cada paso.
Llevé la "crackberri" esta vez no para oír música, habría sido un sacrilegio, sino para hacer fotos. Las imágenes no valen mucho, pero sirven para ilustrar un poco mi primer entrenamiento en el extranjero. Las pongo acontinuación.
Un búnker de la Segunda Guerra Mundial.
Un cala casi inaccesible
Los acantilados
3 comentarios
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ResponderEliminarSí, sí...ya está escrito: intenso placer, leerte y también intensa envidia!!!!
Saludos
Joder Álex, qué disfrute de entrene internacional!!!...no imaginaba Hendaya así de bonita!
ResponderEliminarbesitos.
Lo siento, Alex, no soy perfecto, soy humano, ecce homo. Despues de leerte el unico sentimiento que aflora a mi mente es la envidia, la pura y sincera envidia por no estar donde estabas tu y por no sentir lo que sentias tu. Te perdono y recibe un fuerte abrazo de un amigo envidioso en este preciso momento. Nos seguimos leyendo. Perdon por los acentos, no los encuentro en el teclado que estoy utilizando.
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