Se termina 2018, un año en el que este blog cumplió 10 años. Ya no escribo aquellas entradas sobre lo mejor del año. El blog, las redes sociales y yo mismo hemos cambiado. En realidad ya casi no escribo. El décimo aniversario habría sido una oportunidad perfecta para cerrarlo con cierta dignidad pero hay algo difícil de explicar que me obliga a mantenerlo abierto, es como un salvavidas, un extintor o el antídoto al veneno. Me da tranquilidad saber que está ahí aunque no lo vaya a utilizar.

He vivido un año intensito, quiero pensar que sigo creciendo, avanzando y aprendiendo. A veces pienso que correr ya no es importante como lo era antes, puede que sea una especie de auto protección: como ya no puedo hacer lo que quiero, no lo deseo tanto. Pero es mentira, sigo necesitando correr. Lo que ya no necesito son las marcas, las medallas y los viajes. Nuestra divorcio ha sido asimétrico, yo fui el abandonado. Lo que busco ahora la ponerme las zapatillas es bienestar, risas y solidaridad. Este año he corrido poco y he competido menos: dos 10K, un trail, una media muy especial y además debuté como liebre. En todas me divertí, en todas corrí de morado y en todas estaba el mejor equipo del mundo. Esta gente se cayó a la marmita del buen rollo, por si tenéis dudas os cuento la historia de La I Media Maratón Internacional #quenosequedealexsinsumedia.

Todo empieza con unos cuantos entrenamientos buenos, a partir de ahí a un tonto motivado solo le queda venirse arriba y escribe un whatsapp

No tardaron ni un minuto en contestar. En las horas siguiente teníamos recorrido, cartel y hastag. Y días después lo hicimos. Un sábado de diciembre a las 7:30 AM, con mucho frío, 10 morados iban y volvían por la Vuelta del Castillo hasta completar 7 vueltas.

 Fue increíble, las inscripciones superaron todas las previsiones y tuvimos presencia internacional. El recorrido y el avituallamiento estuvo bien y hemos tomado nota para mejorar aspectos en la segunda edición, por que estamos condenados a repetirla y a seguir disfrutando.

Gracias a Marta, Guillermo, César, Maite, Javi, Vicente, Martín, Andrés, David y a todas las personas que querían haber venido y no pudieron y aquellas que empujaron desde lejos.

Feliz Año, no os olivéis de disfrutad cada zancada.