Chillidaleku
jueves, agosto 13, 2009"Todo lo que miraba a través del agujero se hacía de inmediato sagrado" Jorge Oteiza
Tengo yo una debilidad por todo espacio enmarcado en materia, por las ventanas, por lo agujeros, por los dolmenes, por los arcos, los arbotantes, los huecos que forman las rocas en el mar, los marcos... Por todo intento de capturar el inmaterial aire, el paisaje, la luz, el silencio y el tiempo. El vacío, el lugar donde todo nace. Encerrar belleza con más belleza. Acero, piedra, luz, forma y aire.
Por eso me gustan las viejas iglesias en ruinas, por la realidad estética que se crea de una realidad incompleta.
Creo que es más fácil encontrar la espiritualidad donde el espacio penetra en la materia, donde lo material abraza lo intangible: en el frescor de las grutas, en la oscuridad de los templos, en el interior de las almas. "La construcción del vacío como lugar de protección" decía Oteiza, donde nos sentimos a salvo de la angustía y de la muerte. "
Esculturas que se puede y deben tocar, que se habitan y traspasan, lúdicas y trascendentales, sencillas y complejas. Cromlech megalíticos, espacios sagrados. En el vacío está el silencio, la caverna interior, el escondite infantil, libre de voces, la soledad total del ser.
Obras asperas y duras que juegan a ser livianas y etéreas, enraizadas fuertemente al suelo se levantan ligeras al espacio.
Esculturas mil veces talladas por la luz y las sombras cambiantes, ancladas en el espacio. Inamovibles y cambiantes ante las distintas miradas, ante los distintos ojos.
Son los ojos también cavidades de materia, receptores de luz y formas, transformadores de belleza en espíritu.
Por eso me gustan las viejas iglesias en ruinas, por la realidad estética que se crea de una realidad incompleta.
Creo que es más fácil encontrar la espiritualidad donde el espacio penetra en la materia, donde lo material abraza lo intangible: en el frescor de las grutas, en la oscuridad de los templos, en el interior de las almas. "La construcción del vacío como lugar de protección" decía Oteiza, donde nos sentimos a salvo de la angustía y de la muerte. "
Esculturas que se puede y deben tocar, que se habitan y traspasan, lúdicas y trascendentales, sencillas y complejas. Cromlech megalíticos, espacios sagrados. En el vacío está el silencio, la caverna interior, el escondite infantil, libre de voces, la soledad total del ser.
Obras asperas y duras que juegan a ser livianas y etéreas, enraizadas fuertemente al suelo se levantan ligeras al espacio.
Esculturas mil veces talladas por la luz y las sombras cambiantes, ancladas en el espacio. Inamovibles y cambiantes ante las distintas miradas, ante los distintos ojos.
Son los ojos también cavidades de materia, receptores de luz y formas, transformadores de belleza en espíritu.
2 comentarios
Dí que sí, amigo mío, mañana mismo ya estoy corriendo y disfrutando de nuevo. Gracias por tus palabras. Un abrazo. Por cierto, tu última entrada me ha parecido muy sentida.
ResponderEliminarNo aparece mi foto en el perfil, que es un delicioso retrato de Egon Schiele. Tiene usted, D. Álex, en todo caso, un nuevo seguidor. En la blogosfera, no en el asfalto, donde parece realmente intratable.
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