El solomillo con foie, el cabernet sauvignon, el gin-tonic y los helados XXL maridan mal con la austera vida del runner. Lo he constatado este puente de magna celebración familiar.

Cuando el viernes te dedicas a celebrar a lo grande con toda la parentela (un saludo a todos los parientes que siguen el blog y que les importa una mierda el running pero les importo yo), el sábado tienes una resaca a lo grande. Si además el domingo lo dedicas a ir de excursión a Donosti, comer helados enormes, pasear junto al mar y montar en las atracciones de Igeldo,tu preparación a una semana de la carrera se resiente. Eso si, lo he pasado genial y me he reído un montón.

Soy glotón pero soy responsable, he salido a hacer los deberes a las nueve de la noche. A la hora en la que la gente salía del cine y se iba para casa a ver Estudio Estadio y a dejar los calzoncillos preparados para ir a currar al día siguiente, yo andaba dando vueltitas.

Tengo un cuerpo bastante agradecido porque a pesar de los excesos del puente y de lo poco que he entrenado esta semana la cosa ha salido bastante bien ¡misterios del hígado!

Ya no queda nada, he hecho la inscripción,tengo la camiseta de La Jarana y ya no voy a mejorar, saldré a trotar un par de días y listo.
Ya os cuento...

Os pongo un vídeo de mi triunfal llegada en el 2008, soy el percherón de negro.